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Dante Gebel y las palabras que dedicó a El Salvador en el inicio del segundo mandato de Nayib Bukele

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El 1 de junio, durante la ceremonia de investidura del presidente Nayib Bukele en su segundo mandato, el pastor argentino Dante Gebel ofreció una emotiva y esperanzadora bendición que resonó en los corazones de los salvadoreños. Desde el Palacio Nacional, Gebel, una figura influyente en la comunidad evangélica, utilizó su plataforma para transmitir un mensaje de fe, promesas divinas y un futuro prometedor para la nación.

Dante Gebel inició su bendición evocando la promesa de Dios a Moisés y su pueblo, contextualizando a El Salvador como el nuevo «pueblo favorito de Dios». Con sus palabras, Gebel no solo bendijo a Bukele, sino que también extendió su bendición a todos los salvadoreños.

«Dios le dará a El Salvador victoria sobre sus enemigos, podrán venir contra ustedes ejércitos enormes en orden de batalla, pero tendrán que huir en completo desorden. Si obedecen a Dios, Él les cumplirá esa promesa», proclamó con fervor.

El discurso de Gebel se centró en la importancia de seguir los mandamientos bíblicos como una guía para el éxito y la prosperidad. Enfatizó que la obediencia a estos mandamientos no solo garantizaría la protección divina, sino que también convertiría a El Salvador en una nación destacada a nivel mundial. «Si los salvadoreños obedecen los mandamientos y no adoran a dioses falsos, El Salvador será el país más importante del mundo», dijo, enviando un claro mensaje de fe y esperanza a la población.

Una de las partes más impactantes de su bendición fue su profecía sobre el futuro económico de El Salvador. Gebel aseguró que el país, conocido por ser el más pequeño de Centroamérica, no tendrá la necesidad de pedir prestado en el futuro. «En todo lo que hagan les irá bien, nunca pedirán prestado, ustedes tendrán de sobra y darán prestado», afirmó, pintando un cuadro de abundancia y autosuficiencia que inspiró a muchos.

El pastor también ofreció una adaptación de la bendición irlandesa, llena de imágenes poéticas que celebraban la belleza natural de El Salvador. «El Salvador, que el camino se levante a tu encuentro, que el viento y la brisa soplen a tu espalda y tiemblen a tu favor, que el sol brille cálido sobre tu rostro, que las lluvias caigan suaves sobre sus fértiles campiñas, que vivan 100 años y conozcan a los hijos de sus hijos», recitó, enalteciendo los paisajes del país y deseando prosperidad y longevidad para su gente.

Finalmente, Gebel concluyó su discurso con una invocación divina sobre los elementos naturales de El Salvador y un emotivo adiós. «Dios bendiga el cauce de los ríos majestuosos, soberbios volcanes y apacibles lagos», pidió, antes de cerrar con un cariñoso y esperanzador mensaje: «Dios te bendiga, hasta siempre, ¡buena vida!».

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